Maria

No erámos niños muy buenos…

Maria vino de Romania á Alemania en 1983

¿Cual es tu recuerdo de la infancia más querido?

Hay tantos, no sé como empezar…

No éramos niños muy buenos… Tenía un hermano que tenía 5 años más que yo y siempre hice lo que ellos hacían. Y ellos no estaban muy bien educados. Teníamos muchos bombines en nuestro jardín, sandías y melónes, pero no estaban tan ricos comos los de nuestro vecino… (ríe)

Cada día robábamos unos de los suyos. Simplemente los robábamos y nos los comíamos. Nuestro vecino fue ruso, se ha quedado ahí después de la guerra. Un día vino la Anna (vecina) y dijó a mi mamá:»Pues ahora no me quedan más bombines.» «¿Porqué?» «Mira, ellos vienen cada día y toman 5-6 partes, ahora voy a tomar algunos de vosotros.»

Tomastes tantos?

Qué piensas? Estuvimos todo una tripulación. Pues, mi mamá nos preguntó y dijimos que «no, no estuvimos nosotros» y yo dijé :»No sé que hacen ellos». Siempre culpé a los chicos.

Teníamos gansos, gallinas y patos, y los patos solo comen la hierba cortada. Entonces pensamos: «Hombre, cada día tenemos que buscar esta verdura». No me recuerdo quíen tuvo la idea de coger las hojas de amapola… teníamos la amapola en nuestro jardín también, mi mamá hacía pastel de ella. Y de repente vimos que los patos durmieron muy profundamente. Por supuesto desde entonces lo hicimos cada día. Mi abuela siempre decía:»No sé que pasa este año, los patos estan tán cansados…» Ellos siempre caminaban como borrachos, todavía lo veo muy claro. El día menos pensado mi abuela volvió a casa mas temprano y nos vio. No hemos cogido las hojas de nuestro jardín pero del jardín del ruso otra vez…

Rumanos y rusos no eran buenos amigos en aquel entonces. Nosotros, los niños, sí; pero la gente major no. Después de la guerra ellos se han quedados ahí, no quisieron irse nada más, habían muchas familias. Había un pueblo de ellas a frente de lo nuestro, y como 5-6 familias en nuestro pueblo. No sé porqué, nací depués de la guerra.

Un buen día hicimos ketchup, hubo muchas cestas con tomates en nuestra cocina. De repente mi hermano empezó a tirar un tomate á mi, y yo tiré un tomate á él, y viceversa…y de repente todos las paredes estuvieron sucios, llenas de tomates. Te lo digo, no éramos niños muy buenos. Luego mi abuela volvió. Yo escapé por la ventana, pero sin embargo me castigó.

Los niños… pues…siempre que Christina y Marius hicieron barbaridades tuve que reir y pensé:»Yo no erá mejor».

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