Aída

El dinero cualquier momento vendrá – pero el amor si se acaba no vuelve.

Llegué a conocer Aida como el anfitrión de su albergue „Casa Aida“ en La Esperança, cerca de Ibarra en el norte de Ecuador. Ella es una de las mujeres más increíbles que he conocido. En los años 70, cuando era un pensamiento extravagante para dar cabida a «estos haraganes abandonados robando» se invitó a un grupo de hippies sin recursos a su modesta casa, luchando por la supervivencia misma. Esto y el hecho de que su pueblo está situado en una zona de floración de hongos mágicos llevó a la fundación de su albergue aún existente. Invitados ilustres como Bob Dylan, miembros de Pink Ployd o Manu Chao han disfrutado de su hospitalidad iguál como nosotros y ella todavía le gusta pensar en estos tiempos a pesar de todas las dificultades en su vida.

¿Qué le hace feliz?
A mi me hace feliz tener la gente que yo le haga feliz, ver feliz a las personas en mi casa. Eso me hace feliz. Yo vengo recibir la felicidad de las personas aquí en la casa, a compartir la felicidad. No me gusta ver la gente triste. Primero me gusta ver feliz la gente aquí en la casa. Yo me siento feliz después que la gente está feliz.

Anoche me contó la historia de esta casa y me gustaría saber ¿cuál es su memoria más querida que vale la pena más recordarse?
A mi me gusta cuando vinieron las jóvenes. Yo no tenía dinero, no tenía nada. Los jóvenes pusieron la carpa al frente. Me llamó un poquito de curiosidad porqué estaban justo acá. Ellos me dijeron que encontraron el campo libre y que por esto se sintieron el gusto de poner la carpa aquí porqué vieron paz y tranquilidad. Y se contentaron más les dije que pueden quedarse el tiempo que quieren. Y me dijeron esto que era lo mejor que les había pasando. Después de que todos los hoteleros en todo el país les dijeron que se vayan porqué no tienen plata para pagar el hotel. Pero yo no fui feliz por esto, ya me sentí triste porqué ¿como la gente pudo rechazar la gente que necesitaba un lugar, una casa para descansar bien? Yo no pregunté si tenían plata – dinero – o no. Ni me preocupó que si no tienen dinero yo tengo un patio grande. ¿Porqué no pueden quedarse? Yo no tenía dinero, pero les invité a compartir la pobreza del patio. Y me sentí feliz porqué ya tenía compañía grande. Eso es lo qué más me sentí feliz y pude compartir mi alegría con ellos y ver les felices, protegidas. Me hizo más feliz en mi vida.

Me iba a vender hamburguesas en Ibarra a las 5 de la tarde y no podía regresar por el mismo día, tenía que esperar al otro día para poder venir. Yo me quedaba en una estación de bus, sentada, bien tapada hasta que a las 3 de la mañana se cerraba el lugar. Llegaba a las 6 de la mañana acá a bañar mis hijas, a preparar desayuno, para mandarles a escuela. Y cuando pudo dormir? Yo dormí a una hora por día, no más. Como es posible? Yo empecé a empalidecer, adelgazarme, a ponerme bien delgadita y pálida porqué descansaba una hora por día.

Y que fuerte mujer fue usted. En este tiempo divorciarse como mujer con 3 niños…
Antes no había una obligación como ahora para el padre tiene que trabajar para mantener los hijos. Nunca me dio ni un centavo.

Y qué le dio la fuerza para continuar con todo? Es increíble…
Me dio la fuerza de ser mamá de 3 niños. Yo no iba a abandonar mis niños, yo tenía que ser responsable como papá y mamá de los 3 niños y no darles infelicidad. Quería darles felicidad y compañía como mamá, entonces yo hice cualquier sacrificio para darles la comida. Y luego ya me cansé de trabajar allá en Ibarra haciendo las hamburguesas, porqué no descansaba bien y sufría mucho. Entonces vine acá, y yo me iba a preguntar en las familias si puedo planchar camisas para ellos. Yo planchaba con excelencia porqué me gustaba bien planchar. Trabajaba siempre.

Yo estaba muy joven. Tenía muchas invitaciones de gentes para ir de paseo, todo… pero yo decía „no, tengo que trabajar para mis niños y no quiero dejarles solos.“

Yo quería que mis hijos nunca sufran y conozcan el hambre aquí. Yo quería coger a mis manos y trabajar. Una señora me dio trabajo, me dio 100 camisas en la noche, también tuve que trabajar bien duro. Viene mi niño y me dice: „Mami, si no voy con zapatos de education física a la escuela me sacan de la escuela y quieren que vaya con zapatos nuevos.“ Por eso me fui a pedir y planché 100 camisas para ganarme la plata de 100 sucres a comprar los zapatos para el niño. Y yo planché 100 camisas por una noche. De las 6 de la noche hasta las 6 de la mañana. No me importaba no haber dormido, no haber descansado. Quería la plata y estaba feliz para comprar zapatos para que mi niña vaya con zapatos nuevos a la escuela.

Y yo quería siempre estar trabajando para tener dinero para la comida de mis hijos. Y claro que mucha gente me dice que he sido muy fuerte, muy valiente porqué tal vez otra mujer se hubiere dicho „me voy con otro hombre“. Se va con un hombre para que le mantenga el dinero. Yo tenía miedo porqué quería… yo quería dar felicidad a mis hijos y no abandonarles por un hombre. Para que no haya un hombre aquí extraño en la casa para ellos que no se sientan bien.

Y la prueba está que no hay más niñas, más que 3… hubieron 2 ahora, y el uno se murió de 20 años. De 20 años se murió en un accidente. Fue lo más duro que me pudo haber pasar, ahora me quedan solamente 2 hijas y 6 nietos. Cada una tiene 3 niños.

Creo que fue una lección de amor y protección muy potente para sus niños. ¿Cuál es la mejor lección que ha aprendido de sus padres?
Yo no tuve papá ni mamá desde los 7 años pero aprendí de mi abuelita. Mi abuelita era una mujer también sola y trabajó duro. Un buen ejemplo. A si mismo tuve ejemplo para educar a mis nietos porqué aquí había más dinero que en ninguna parte.

Sí podrías enseñar un consejo a su mismo de 20 años, qué sería?
Lleve plata. Yo les digo a la juventud, a las madres que están con un niño, que ya no tengan más, que se ponen a una pequeña empresa, un trabajo honesto y ser unas madres ejemplares. Que nunca abandonen sus hijos fuera del alcance de la mamá. Que siempre estén como los pollitos con la gallina, abajo de las alas, calentando. Y que las madres siempre sigan dando consejo, el amparo para los hijos, dando el calor humano como madres que pueden dar. Que cuiden de su moral, sean honestas, sean honradas y sean como madres del cariño más grande porqué el dinero cualquier momento viniere – pero el amor si se acaba no vuelve. Deben dar mucho amor a sus hijos. La madre es sincera, es dulce, es pura. Quiere lo mejor para sus hijos. Si alguien le dice: „Pierdes la vida tu y le doy la vida a tu hijo.“ – yo digo „Sí.“ Pierdo la vida pero mis hijos siguen viviendo. Eso es el amor grande que aconsejo a la juventud que tienen hijos o que van a tener. Pero que no se vayan por un lugar apartada, que no se vayan escogiendo un mal camino sino que siempre cojan lo mejor para que sea una vida, un futuro grande y bueno. Que escogen un camino recto, un camino honesto, un camino de trabajo, de ambición para el ejemplo de sus hijos.

haus zeitung

ecuavisa.com también ha escrito de esta mujer increíble, además hay una emisión de television sobre ella.

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